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Suyapa y Suyapa, parte 3


En la primera semana de febrero de este año, mientras se llevaba a cabo la Feria de Suyapa, le propuse a mi mamá que fuésemos a visitar la iglesia, a ella le agradó la idea y lo hicimos ya cerca del mediodía, tenía yo cierta curiosidad por volver después de muchos años y de alguna manera experimentar el ambiente lleno de fervor religioso que en esas fechas se vive allí.

Entre los puestos de venta de suvenires, ropa y comida encontramos estacionamiento con sombra, casi enfrente de la iglesia, y sin mucha demora entramos. La iglesia es pequeña en comparación con otras, podría decir que se siente austera y sencilla, la nave central es insuficiente para albergar a todos los visitantes, por lo que se han dispuesto filas de asientos en el transepto, sin entrar en mucho detalle arquitectónico diré que el transepto sería como los brazos de una cruz, si viésemos la iglesia desde arriba la nave central sería el palo mayor y el transepto sería el palo transversal, justo antes de llegar a la porción superior conocida como cabecera, en la cabecera es donde se encuentra la estatua de la Virgen de Suyapa.

Pero antes mencioné a Praga, y lo hice porque cruzando el transepto hacia la derecha se encuentra otro altar, y allí observé una figura tallada que me llamó la atención, tenía un rótulo con el texto “Niño de Praga”, traté de encontrar a alguien allí cerca que me aclarase el origen y la historia de la estatuilla, pero no lo encontré. “Tendré que averiguarlo” pensé.

Pensé pero no actué, al menos no en el momento, hasta meses después, mientras recopilaba información para este escrito, y bueno, las casualidades: de Suyapa a Suyate, de Suyate a Brahe, y Brahe fallece en Praga. Era obligatorio investigarlo ya en este punto.

El Niño de Praga es una pequeña estatua de cera que representa a Jesús en su infancia, se dice que fue un regalo de bodas que la princesa Polixena recibió de su madre, en 1620 empieza a funcionar en esa región, la región conocida en ese entonces como Bohemia, un convento de la orden Carmelitas, se cuenta que la princesa decidió, en un acto de devoción, obsequiar la estatua al convento con el propósito de que fuese una fuente de inspiración ante tiempos difíciles.

Con el paso de los años la imagen fue logrando un sitial en el corazón de los creyentes, su devoción traspasó fronteras, y es así como se elaboraron muchas réplicas del Niño Jesús de Praga, evidentemente la que hay en Honduras en una réplica, la original se encuentra en Praga.

Personalmente captó mi interés la historia, pues se habla de una representación esculpida de una de las etapas en la vida de Jesús menos mencionadas en el Nuevo Testamento: su niñez, quizás por eso ha tenido un aprecio y estima particular en el corazón de los devotos.

Y así termino en Suyapa, allí comienzo y allí finalizo, de conexión en conexión, uniendo hebras, como las tiras de hojas de suyate, que se superponen y trenzan para crear un trabajo de artesanía, así también las palabras se entrecruzan para formar historias, las hojas de suyate son sencillas, las manos del artesano las convierten en algo más, las palabras también son sencillas, es en las historias donde se nos revela algo más.

Raúl Otoniel (10 de junio de 2013)

Suyapa y Suyapa, parte 2


El relato que se maneja sostiene que en 1747, la estatuilla de madera que representa a la Virgen María fue encontrada por dos campesinos retornando de su labor diaria, ellos vivían en la aldea de Suyapa, posteriormente surge la veneración y eso explicaría la popularidad del nombre, pero no explica el origen del mismo, pues la región de apenas unas pocas viviendas, ya se conocía como Suyapa.

Encontré varias explicaciones, la que más me gustó fue la del antropólogo Pastor Rodolfo Gómez, quien expone que para analizar la palabra Suyapa, es necesario descomponerla en dos vocablos previos o raíces, el primero es “Suya”, que tiene su origen en la lengua pipil (mayoritariamente asociada con el territorio salvadoreño), precisamente en la palabra “çoyatl” que significa palmera, esta palabra derivó en el sustantivo “suyate” que sirve para denominar un tipo de palmera (obsérvese que el símbolo “ç” conocido como cedilla, ya no se usa en castellano, sin embargo en su momento se pronunciaba con un sonido similar al de la letra z); el otro vocablo o raíz original es “apa”, que significa río, por tanto al unir las dos palabras se formaría un significado del tipo “Río de las Palmeras” o “Río del Suyate”. Y así  surge el nombre, y por supuesto la advocación mariana comienza posteriormente a ser conocida como Virgen de Suyapa, y también como Nuestra Señora de Suyapa.

El suyate, el suyate es una palmera, también es el nombre de una aldea que pertenece al municipio de Morocelí, municipio en el que nació mi papá, varias veces he transitado por esa aldea y siempre me inquietó su nombre, ahora comprendo que se debe a la presencia de ese tipo de palmeras, las hojas de esta planta tienen utilizaciones muy llamativas, pues se emplean en la fabricación de sombreros, escobas, petates y hasta techos de viviendas.

De acuerdo con La Guía de Estudio de Palmas de las Américas (Henderson, 1995), el suyate es una especie endémica de México y Centroamérica, aunque según investigué solamente en Honduras se le conoce como suyate, por cierto el nombre de la especie es Brahea dulcis, lleva ese nombre en honor al astrónomo danés Tycho Brahe.

Tycho Brahe nació en 1546, quizás por lo que más se le recuerda es porque en el año 1572 (época previa a la invención de los telescopios) descubrió en el cielo nocturno una Supernova, se le conoce como supernova a la explosión de una estrella, liberando en este proceso cantidades inimaginables de radiación y energía que la hacen destacar en el tapete luctuoso de la noche, dos cosas resaltan de esta observación del señor Brahe: la primera es que desafió el pensamiento dominante de su época nacido de una cosmovisión aritotélica, el cual sostenía que los cuerpos celestiales más allá de la luna y los planetas estaban fijos y no cambiaban de posición, Thycho desafió esa noción; la segunda cosa a destacar es que al año siguiente (1573) publicó un documento en el que utiliza por primera vez la palabra “nova” cuyo significado es «nuevo», para referirse al evento estelar que observó, aunque años después se comprobaría que en realidad lo que presenció fue una supernova, pero Tycho no lo supo, falleció en el año de 1601, en la ciudad de Praga.

Praga, es la capital de la República Checa, y también esta ciudad me permite regresar al comienzo, a Suyapa.

Fin de parte 2

Raúl Otoniel (10 de junio de 2013)

Suyapa y Suyapa, parte 1


El nombre Suyapa. Hace unos meses iba de viaje con Orlando José y su esposa, la conversación era interesante, iba sobre riquezas y patrimonios nacionales, consideramos las formaciones de roca comunes en nuestros paisajes, que no son tan habituales en otros países centroamericanos, después, mientras nos adentrábamos más al sur del territorio nacional y ya se sentía el calor típico de esa región, Yenory nos brindó una exposición muy bien informada y detallada sobre el tema de los manglares y su función ecológica, yo iba observando los dos lados de la carretera decorados con esta vegetación, mientras la mirada se me perdía en la multitud de formas que pueden adoptar las ramas invadiendo el agua, tomé algunas fotos y continuamos hablando sobre elementos típicos del país, y allí surgió la observación de mi amigo acerca de los nombres propios de personas, y destacó uno en particular, sugiriendo que sospechaba que era utilizado solamente en Honduras, el nombre es Suyapa.

Me quedé con la inquietud e hice el compromiso de investigarlo. Al ver telenovelas o películas producidas en Latinoamérica, y creo que la mayoría las hemos visto en más de una ocasión, se puede observar que la mayor parte de los nombres de personajes en esas historias, son nombres que también escuchamos en nuestro entorno, es decir no nos parecen extraños, y no nos sorprende de repente ver a un personaje portar nuestro nombre.

Con la creciente influencia de los medios de comunicación estadounidenses, se ha operado un cambio en los nombres propios de las personas, cada vez son más comunes los de claro origen en la lengua inglesa, nombres como Jennifer, Stephany, Berenice, Byron, Allan, Katherine, Samantha, Scarleth, Wendy, entre otros.

Por alguna razón estos nombres prevalecen más en las mujeres, desconozco la causa, solamente se me ocurre que al ser nombres con tintes exóticos, debido a su origen foráneo y a las combinaciones inusuales de sonidos para nuestra lengua, se “siente” más apropiado otorgárselo a una mujer, en cambio con los hombres se utiliza un enfoque un tanto más conservador para asignarles un nombre, es una teoría.

El punto es: ¿Cuántas veces he conocido un personaje llamado Suyapa? Ya sea en telenovela o película mexicana, hice un rápido inventario mental y no recordé ningún personaje con ese nombre. Allí ya hay un indicio acerca de lo delimitado que está el mismo al área nacional, sin embargo no es suficiente, así que continúe la búsqueda de información.

Aparentemente todo empezó en una comunidad que pertenece a la capital de Honduras, Tegucigalpa. La comunidad en cuestión es la aldea de Suyapa, esta pequeña región tiene antiquísima historia, desde la época de la colonia española y muchos años antes de la declaración de independencia en Honduras.

Recientemente la aldea de Suyapa fue declarada patrimonio cultural de la nación por el Congreso Nacional, en la exposición de motivos se argumenta que existe una profunda tradición cristiana en la población hondureña, y que adicionalmente existe un considerable flujo de turismo al complejo de estructuras religiosas que alberga la aldea de Suyapa, existe una razón para el nivel alto de visitantes, y es que en este sitio se conserva la imagen de la Virgen de Suyapa.

Peregrinos de Honduras y de diversas regiones del mundo llegan a visitarla, principalmente el 3 de febrero, fecha asignada para celebrar esta advocación mariana, las advocaciones son las distintas formas de llamarle a la Virgen María, dependiendo del lugar o circunstancia histórica en que se haya dado una manifestación, la advocación también debe contar con el aval de la jerarquía católica.

Fue interesante para mí descubrir que la palabra “advocación” tiene su raíz en la misma palabra del latín que da origen a la palabra abogado: “advocatus”, en su versión original se refería a alguien que intercede o establece una petición a favor de alguien más.

Fin de parte 1

Raúl Otoniel (10 de junio de 2013)